lunes, 5 de mayo de 2014

Vicente Carducho. La Virgen se aparece a Juan Fort

La Virgen se aparece a Juan Fort. 1632. Vicente Carducho
Óleo sobre lienzo. Medidas: 336cm x 297cm.
Museo del Prado. Madrid.

El 29 de agosto de 1626, Vicente Carducho firmó el contrato por el que se comprometía a realizar el ciclo pictórico que celebraba la fundación de la Orden de los cartujos por san Bruno y sus principales miembros. Se trataba del encargo más completo jamás realizado sobre la orden: una serie de cincuenta y cuatro lienzos de grandes dimensiones y otros dos más, de menor tamaño, que representaban los escudos del rey y la Orden. El responsable intelectual del proyecto fue el padre Juan de Baeza (muerto en 1641), una figura fundamental de la espiritualidad y organización cartujanas que, por lo que sabemos, vigiló atentamente por el cumplimiento de los postulados de la Orden. Juan de Baeza proporcionó al pintor los episodios que debían incluirse en la serie, muchos de ellos inéditos o escasamente conocidos y de los que no había en España representaciones previas.

 El conjunto se organizó narrativamente en dos partes: los veintisiete primeros lienzos ilustran la vida del fundador, san Bruno de Colonia (1035-1101), desde el momento mismo en el que decide abandonar la vida pública y retirarse a la Grande Chartreuse, hasta su muerte y primer milagro póstumo. El segundo grupo está dedicado a glosar episodios significativos de la Orden en las principales cartujas europeas, un recorrido por los siglos XI al XVI que muestra el fuerte impulso fundacional de la Orden así como algunas de sus señas de identidad: el retiro en lugares solitarios de gran belleza y la vida de humildad, mortificación y penitencia, dedicada al estudio y la oración. El ciclo se cierra con un grupo de escenas heroicas que representan episodios de persecuciones y martirios padecidos por algunas comunidades de cartujos a lo largo de los siglos XV y XVI, unas imágenes que pretendían reforzar la fe de los monjes, al tiempo que proyectaban los conflictos religiosos y territoriales de la Europa del momento.

La serie se realizó entre 1626 y 1632, tras un laborioso proceso creativo que conllevó la elaboración de numerosos dibujos y bocetos y la necesaria participación de algunos colaboradores. Como la mayoría de las series claustrales de los siglos XVI y XVII, Carducho concibió el proyecto como un conjunto mural. Como ya había demostrado con su amplia carrera, el pintor conocía bien la técnica de la pintura al fresco, la más característica y a priori adecuada para este tipo de ciclos narrativos, al menos en Italia, donde se conocían bien los pormenores de este procedimiento. Sin embargo, la complejidad del proyecto, la ubicación del Paular y la clausura rigurosa de la Orden, probablemente desaconsejaron la utilización de esta técnica. Los grandes lienzos remataban en arco de medio punto, adaptándose a los segmentos góticos del claustro, concebido por Juan de Egas entre 1484 y 1486.

En esta escena el protagonista es Juan Fort (1404-1464). Nació en Albocásser (Castellón) e ingresó en la cartuja más antigua de la península, la del Scala Dei (Tarragona), con 21 años. Su profunda religiosidad y su erudición le convirtieron en una destacada figura de los cartujos españoles, gracias sobre todo a la divulgación de su libro Liber revelationum (El libro de la revelación). En la pintura se representan dos episodios milagrosos de su vida: en primer término la aparición de la Virgen y al fondo la reverencia mutua, a la manera de los cartujos, entre Juan Fort y una escultura de Jesucristo crucificado 

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