jueves, 31 de enero de 2013

Beata Ludovica Albertoni


Beata Ludovica Albertoni. Obra de Gianlorenzo Bernini
Marmol blanco. Realizada entre 1671 y 1674

Hoy al leer el martirologio encuentro: En Roma, beata Ludovica Albertoni, que educó cristianamente a sus hijos y, al morir su esposo, entró en la Tercera Orden de San Francisco y prestó ayuda a los necesitados hasta tal punto que de ser rica llegó a ser pobre (1533). No he podido dejar de acordarme de ésta maravillosa escultura que tantas veces he visitado a orillas del Tiber, en una de las esquinas de Trastevere, muy cerca de la Porta Portese, dentro de la iglesia de san Francesco a Ripa  en Roma.

El Señor concedió a la beata Albertoni el don extraordinario de los éxtasis místicos, que alcanzaron gran fama y difusión en aquel tiempo. Murió en Roma el 31 de enero de 1533. Inmediatamente, después de su muerte, gozó de culto público, que fue confirmado oficialmente por el papa Clemente X el 28 de enero de 1671. Su cuerpo se conserva en el espléndido sepulcro marmóreo que el cardenal Paluzzo Albertoni Altieri mando realizar. Fue el gran escultor GianLorenzo Bernini (1598-1680), quien años antes había esculpido el "Extasis de santa Teresa" para la Capilla Cornaro , quien realizó ésta magnifica obra.

Bernini  colocó a la Beata, en tamaño mayor que el natural 188 cm, no difunta, sino reclinada en el éxtasis místico en que murió. Al ver ésta maravilla uno se da cuenta que lo más parecido al acto del Creador es, valga la redundancia, el acto creador, no es en  la filosofía, ni en la ciencia, sino en el Arte donde, creando, nos acercamos a la Belleza, a la experiencia sobrenatural del Creador. Siendo creaturas creadas tenemos capacidad de crear, es esto lo que nos sobrecoje y, a la vez, nos envuelve en un profundo divino sentido. 

En el  rostro de esta escultura se reflejan juntamente el sufrimiento humano y la felicidad celestial. Ella vivió repetidas experiencias de visiones y éxtasis místicos, y Bernini, quiso representarla en el momento de su muerte, pero transformando ese lance dramático en un momento de éxtasis y de unión mística con su Señor. Su rostro es tan fuera de este mundo, tan poseído por la divinidad, tan arrebatado, tan en éxtasis.... 

No es casualidad que a menudo los místicos empleen el lenguaje amatorio y erótico para describir su experiencia. Como es el caso de Santa Teresa, o San Juan de la Cruz, o el mismo Santo Tomás de Aquino, quien expresó, después de su éxtasis, que su obra entera no era nada en comparación con lo que había experimentado. Los libros de teología nos ofrecen explicaciones en cuanto a la experiencia mística, pero creo que observar esta escultura, o el Éxtasis de Santa Teresa, del mismo autor, es lo más próximo, metafóricamente hablando claro está, a tal experiencia: una experiencia estética que sin duda puede provocar en las almas sensibles el sindrome de Stendhal

Bernini proyecto todo el marco de la pequeña capilla, incluso la ventana en la que se filtra la luz a través de una claraboya invisible, casi inexistente, fuera de este mundo, una luz que cae como un chorro de gracia sobre el rostro de la beata.

Uno solo puede caer rendido y alabar al Creador.



miércoles, 30 de enero de 2013


Misa de san Gregorio, mediados del s. XVII 
Óleo sobre lienzo 191x 139

Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, diariamente, ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados.
Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; esta sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies.
Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados.
Esto nos lo atestigua también el Espíritu Santo. En efecto, después de decir: Así será la alianza que haré con ellos después de aquellos días dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones y las escribiré en su mente; añade: Y no me acordaré ya de sus pecados ni de sus crímenes.
Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados.

Carta a los Hebreos 10, 11 - 18

lunes, 28 de enero de 2013

Santo Tomás de Aquino


Apoteosis de Santo Tomás de Aquino, 1631.
Obra de Francisco de Zurbarán
Óleo sobre lienzo 475x375 cm

Éste cuadro se realizo para el Colegio de Santo Tomás de Sevilla. El tema es una exaltación de la propia labor del Colegio. Santo Tomás de Aquino, una de las figuras más relevantes de la teología cristiana,  fue nombrado Doctor de la Iglesia en 1567 y su fiesta se celebra el 28 de enero. Por su importancia aparece rodeado de los cuatro Padres de la Iglesia junto a otros tantos personajes. A su derecha se encuentran conversando San Ambrosio, con mitra episcopal y San Gregorio, con tiara papal; a su izquierda, San Jerónimo, de rojo cardenalicio, y San Agustín con lo mitra episcopal. Los cinco intelectuales se encuentran en el plano superior del cuadro, que simboliza el mundo divino, donde se aparecen representados, san Pablo, santo Domingo de Guzmán y la santísima Trinidad En el plano inferior se encuentra representada la tierra: los personajes principales de la Orden y el emperador Carlos V. Su presencia se explica porque fue él quien facilitó los terrenos y la dote necesaria para la construcción y puesta en marcha del Colegio. A lo largo de su vida, el emperador ofreció su protector patronazgo.

La vida perdurable consiste, primariamente, en nuestra unión con Dios, ya que el mismo Dios en persona es el premio y el término de todas nuestras fatigas: Yo soy tu escudo y tu paga abundante.
Esta unión consiste en la visión perfecta: Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. También consiste en la suprema alabanza, como dice el profeta: Allí habrá gozo y alegría, con acción de gracias al son de instrumentos.
Consiste, asimismo, en la perfecta satisfacción de nuestros deseos, ya que allí los bienaventurados tendrán más de lo que deseaban o esperaban. La razón de ello es porque en esta vida nadie puede satisfacer sus deseos, y ninguna cosa creada puede saciar nunca el deseo del hombre: sólo Dios puede saciarlo con creces, hasta el infinito; por esto, el hombre no puede hallar su descanso más que en Dios, como dice san Agustín: «Nos has hecho para ti, Señor, y nuestro corazón no hallará reposo hasta que descanse en ti».
Los santos, en la patria celestial, poseerán a Dios de un modo perfecto, y, por esto, sus deseos quedarán saciados y tendrán más aún de lo que deseaban. Por esto, dice el
Señor: Entra en el gozo de tu Señor. Y san Agustín dice: «Todo el gozo no cabrá en todos, pero todos verán colmado su gozo. Me saciaré de tu semblante; y también: El sacia de bienes tus anhelos».
Todo lo que hay de deleitable se encuentra allí superabundantemente. Si se desean los deleites, allí se encuentra el supremo y perfectísimo deleite, pues procede de Dios, sumo bien: Alegría perpetua a tu derecha.
La vida perdurable consiste, también, en la amable compañía de todos los bienaventurados, compañía sumamente agradable, ya que cada cual verá a los demás bienaventurados participar de sus mismos bienes. Todos, en efecto, amarán a los demás como a sí mismos, y, por esto, se alegrarán del bien de los demás como el suyo propio. Con lo cual, la alegría y el gozo de cada uno se verán aumentados con el gozo de todos.

Santo Tomás de Aquino, Conferencia sobre el Credo, Opuscula Theologica 2

domingo, 27 de enero de 2013

Cristo en la sinagoga de Nazaret


Enseñanza de Cristo en la sinagoga de Nazaret, 1658.
Obra de Gerbrand van den Eeckhout
Óleo sobre lienzo 61 x 79 cm 
National Gallery (Dublin)

Según el Evangelio de san Lucas (4, 16-21): "Jesús llegó a Nazaret, donde se había criado. El sábado entró, según su costumbre, en la sinagoga y se levantó a leer. Le entregaron el libro del profeta Isaías, y habiéndolo desenrollado el volumen, halló el paso en el que está escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí porque me ungió; me envió a evangelizar a los pobres, a predicar a los cautivos la liberación y a los ciegos la recuperación de la vista, a libertar a los oprimidos, y a promulgar un año de gracia del Señor. Enrolló el libro, se lo dio al sirviente, y se sentó; los ojos de todos en la sinagoga estaban clavados ante El, y comenzó a decirles: Hoy se está cumpliendo ante vosotros esta Escritura"
Este es el momento elegido por Gerbrand van den Eeckhout para el lienzo que aquí contemplamos. Cristo, sentado en un lugar prominente de la composición, señala a un hombre elegantemente vestido de barba blanca; los demás personajes del conjunto contemplan asombrados a Cristo otros hojean el libro de las escrituras. La escena tiene lugar en un interior, destacando las amplias columnas y el mobiliario. La luz penetra por la izquierda, creando atractivos claroscuros que recuerdan a Rembrandt, al igual que la disposición de las figuras inspiradas en grabados del maestro. Gerbrand van den Eeckhout incorpora elementos propios unidos a aspectos tomados de Rembrandt, resultando un trabajo equilibrado, considerado como la obra maestra de su producción. La firma se descubrió en 1961, durante unos trabajos de limpieza.

viernes, 25 de enero de 2013


"La conversión de San Pablo en el camino a Damasco", 1601.
Obra de Michelangelo Merisi da Caravaggio
Óleo sobre lienzo, 230x175 cm.

1 Saulo, que todavía respiraba amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote 2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de traer encadenados a Jerusalén a los seguidores del Camino del Señor que encontrara, hombres o mujeres. 3 Y mientras iba caminando, al acercarse a Damasco, una luz que venía del cielo lo envolvió de improviso con su resplandor. 4 Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?». 5 Él preguntó: «¿Quién eres tú, Señor?». «Yo soy Jesús, a quien tú persigues, le respondió la voz. 6 Ahora levántate, y entra en la ciudad: allí te dirán qué debes hacer». 7 Los que lo acompañaban quedaron sin palabra, porque oían la voz, pero no veían a nadie. 8 Saulo se levantó del suelo y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco. 9 Allí estuvo tres días sin ver, y sin comer ni beber. Hch 9, 1-18

8 Por último, se me apareció también a mí, que soy como el fruto de un aborto.
9 Porque yo soy el último de los Apóstoles, y ni siquiera merezco ser llamado Apóstol, ya que he perseguido a la Iglesia de Dios. 1Cor 15, 8-9

Aquí os dejo también la catequesis del Papa sobre la conversión de san Pablo, fiesta que la Iglesia celebra  hoy, pronunciada en septiembre de 2008. Ese año el papa dedicó un total de 16 catequesis de los miércoles sobre el apóstol de los gentiles y declaró, entre el 28 de junio de 2008 al 29 de junio de 2009, un año paulino.

miércoles, 23 de enero de 2013



Imposición de la casulla a san Ildefonso, 1655.
 Obra de Bartolomé Esteban Murillo
Oleo sobre lienzo 309x259 cm

San Ildefonso nació en Toledo, en el 607, durante el reinado de Witerico. Sobrino de san Eugenio III, obispo de Toledo. Estudió en Sevilla bajo San Isidoro. Entró a la vida monástica, contra la voluntad de sus padres, y fue elegido abad de Agalia, en el río Tajo, cerca de la ciudad de Toledo.  En el 657 fue elegido arzobispo de esa ciudad. Unificó la liturgia en España; escribió muchas obras importantes, particularmente sobre la Virgen María.

Una noche de diciembre, él, junto con sus clérigos y algunos otros, fueron a la iglesia, para cantar himnos en honor a la Virgen María. Encontraron la capilla brillando con una luz tan deslumbrante, que sintieron temor. Todos huyeron excepto Alfonso y sus dos diáconos. Estos entraron y se acercaron al altar. Ante ellos se encontraba la María, La Inmaculada Concepción, sentada en la silla del obispo, rodeada por una compañía de vírgenes entonando cantos celestiales. María hízole seña con la cabeza para que se acercara. Habiendo obedecido, ella fijó sus ojos sobre él y dijo: "Tu eres mi capellán y fiel notario. Recibe esta casulla la cual mi Hijo te envía de su tesorería." Habiendo dicho esto, la Virgen misma lo invistió, dándole las instrucciones de usarla solamente en los días festivos designados en su honor.

Esta aparición y la casulla, fueron pruebas tan claras, que el concilio de Toledo ordenó un día de fiesta especial para perpetuar su memoria. El evento aparece documentado en el Acta Sanctorum como El Descendimiento de la Santísima Virgen y de su Aparición. Su fiesta la celebra la Iglesia hoy 23 de Enero.


lunes, 21 de enero de 2013


Santa Inés, 1635. Obra de Zurbarán
Oleo sobre lienzo 97 × 74 cm.

Según la más difundida, ella era una joven hermosa y rica, pretendida en matrimonio por muchos nobles romanos. Por no aceptar a ninguno, aduciendo que estaba ya comprometida con Cristo, fue acusada de ser cristiana. Llevada a un prostíbulo, fue protegida por unos ángeles y señales celestes. Fue entonces puesta en una hoguera que no la quemó y, luego, decapitada en año 304 A.D. La hija de Constantino (Constantina) le erigió una basílica en la Vía Nomentana y su fiesta se comenzó a celebrar a mediados del siglo IV.

domingo, 20 de enero de 2013


Las bodas de Cana, 1511. Obra de Gérard David

"Por aquel tiempo se celebraba una boda en Caná de Galilea, cerca de Nazaret, y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara el vino, le dice a Jesús su madre: «No tienen vino». Jesús le responde: «Mujer, ¿qué nos va a mí y a ti? Todavía no ha llegado mi hora». Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga». Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua». Y las llenaron hasta arriba. «Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala». Ellos se lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde venía (los sirvientes, que habían sacado el agua, sí lo sabían), llama al novio y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya todos están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora». Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus signos. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos. Después bajó a Cafarnaúm con su madre, sus hermanos y sus discípulos, pero no se quedaron allí muchos días. Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén."
Juan 2:1-12


El estilo de David en esta pintura está mucho más próximo a la tradición flamenca que en otras obras, más cercanas a los planteamientos del Renacimiento italiano. David nos muestra el banquete de las bodas de Caná como una escena cotidiana de la realidad de los Países Bajos. Los invitados visten según la moda de los países bajos en esos momento,  las vajillas y manjares servidos, así como la arquitectura de la ciudad que se observa a través de la galería, son los mismos que David disfrutaba en Brujas, cuando pintó este cuadro. Los donantes del cuadro aparecen también como invitados al banquete, arrodillados en los extremos de la composición pero perfectamente integrados en el espacio y en el ambiente. El colorido y la minuciosidad del detalle son extraordinarios, de lo mejor de la producción de David.

sábado, 19 de enero de 2013

San Sebastian. 20 de enero



San Sebastian, 1865 Canvas, Obra de Theodule Ribot
Oleo sobre lienzo  97 x 130 cm.
Museo de Orsay  Paris

Ni con promesas ni con amenazas pudieron hacerle renunciar a la religión de Jesucristo. Y por esto fue condenado a morir a saetazos, atado a un palo, muy cerca del palacio del emperador. Las flechas fueron hiriendo su cuerpo y llenándolo de sangre. Los arqueros disparaban sin cesar y sin equivocar un solo disparo. Pero Sebastián iba sonriendo y tenía los ojos brillantes de una alegría celeste. Por fin los cerró, y su cabeza y cuerpo cayeron desfallecidos. Los verdugos lo dejaron, creyéndole muerto...
Sin embargo, vivía aún. Una santa mujer, llamada Irene, hizo retirar su cuerpo para darle sepultura; pero viendo que respiraba, lo hizo llevar a su casa, donde reanimarlo, curándose en pocos días todas sus heridas. Entonces, en vez de esconderse, presentóse con más valor que antes al emperador Diocleciano, que se llenó de pánico al verle, pues le creía ya muerto y sepultado. El Santo Mártir proclamó ante él su fe y le reprendió por su crueldad. Indignado Diocleciano, le echó de su presencia, mandando que fuese azotado hasta una muerte cierta.
Así se cumplió. Y para impedir que los fieles lo sepultasen, echóse el cadáver en una cloaca. Pero Santa Lucina tuvo por la noche una visión, en la que el propio Mártir le dijo dónde estaba su cuerpo y dónde quería se le enterrase. La santa cumplió el encargo; y el glorioso héroe fue enterrado en unas catacumbas, sobre las cuales edificóse, y existe todavía, una iglesia en honor suyo.
Es invocado San Sebastián universalmente como protector contra la peste. Así lo hace constar la inscripción de su sepulcro: «A Sebastián, mártir y campeón de Cristo, defensor de la Iglesia, terror de la peste».

jueves, 17 de enero de 2013

San Antonio Abad


San Antonio Abad, 1612-1614. Obra de Juan Bautista Maíno
Óleo sobre tabla, 61x155cm. 
Madrid, Museo del Prado

Este ilustre padre del monaquismo, del que hoy celebra la iglesia su memoria, nació en Egipto hacia el año 250. Al morir sus padres, distribuyó sus bienes entre los pobres y se retiró al desierto, donde comenzó a llevar una vida de penitencia. Tuvo muchos discípulos; trabajó en favor de la Iglesia confortando a los confesores de la fe durante la persecución de Diocleciano, y apoyando a san Atanasio en sus luchas contra los arrianos. Precisamente es a san Atanasio a quien debemos su conocimiento por su obra Vita AntoniiMurió el año 356.

martes, 15 de enero de 2013

Santos Mauro y Plácido


Virgen con el niño Jesús y los santos Benito, Mauro e Placido, 1593. Obra de Fabrizio Santafede
Tabla.270×190 cm. Napoli, Iglesia de los santos Severino e Sossio, capilla de Medici de Gragnano.

Dada la gran fama de santidad que alcanzó san Benito en la época en que vivió en Subiaco, muchas nobles familias romanas solían confiarle a sus hijos para que los educasen en el monasterio. Equicio le confió a su hijo Mauro y el patricio Tértulo a su hijo Plácido, quien era aún muy niño, segun cuenta San Gregorio en sus Diálogos, cap. III. Tambien cuenta que, en cierta ocasión, Plácido se cayó en el río cuando trataba de llenar un cántaro; san Benito, que se hallaba en el monasterio, llamó inmediatamente a Mauro y le dijo: "Corre y vuela, hermano mío, porque el niño acaba de caerse en el río". Mauro echó a correr y anduvo sobre las aguas la distancia de un tiro de flecha, hasta el sitio en que se hallaba Plácido; entonces le tomó por los cabellos y le arrastró hasta la orilla, siembre andando sobre las aguas. Al pisar tierra, Mauro volvió los ojos hacia el río y sólo entonces cayó en la cuenta del milagro. San Benito lo atribuyó a la obediencia de su discípulo, pero éste pensó que se debía a la santidad y virtud de san Benito. Plácido confirmó los pensamientos de Mauro, diciendo: "Cuando me sacaste del agua, vi el manto de nuestro padre sobre mi cabeza y pensé que era él quien tiraba de mí" (Dialogos, cap VII). 
En diferentes ocasiones cita el papa san Gregorio en esta vida de san Benito a sus discipulos de quienes dice; "El joven Mauro, dotado de buenas costumbres, empezó a ayudar al maestro. Plácido en cambio, era todavía un niño".
Hoy, 15 de enero celebra la orden benedictina su memoria.
Orate pro nobis

domingo, 13 de enero de 2013


El Bautismo de Cristo, 1597. Obra de El Greco
Oleo sobre lienzo. 350 x 144 cm. Museo del Prado
En el cap. 42 de Is podemos leer, "Mirad a mi siervo, a quien sostengo; a mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En él he puesto mi espíritu, para que haga brillar la justicia en las naciones.
No gritará, no clamará, no voceará por las calles. No romperá la caña resquebrajada, no apagará la mecha aún humeante. Promoverá con firmeza la justicia, no titubeará ni se doblegará hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas." Un siervo que es el Hijo de Dios, como nos dice San Hipólito de Roma, "El Padre de la inmortalidad envió al mundo a su Hijo, Palabra inmortal, que vino a los hombres para lavarlos con el agua y el Espíritu; y, para regenerarnos con la incorruptibilidad del alma y del cuerpo, insufló en nosotros el espíritu de vida y nos vistió con una armadura incorruptible."

jueves, 10 de enero de 2013

El Tríptico de la Adoración de los Magos de Covarrubias


Covarrubias es uno de los más hermosos pueblos de la provincia de Burgos. Los monumentos que se han conservado nos hablan de un pasado muy glorioso. Uno de ellos es la Colegiata de San Cosme y san Damián. Este templo guarda una joya admirable del arte tardo-gótico: el Tríptico de la Adoración de los Magos.
La imagen quiere escenificar la adoración de toda la humanidad al niño Jesús, Dios hecho hombre para nuestra salvación. Los tres magos representan las tres razas humanas: de rodillas, el primer mago simbolizaría a los occidentales; a la izquierda de la imagen, de pie, la imagen del segundo mago simbolizaría a los orientales. Y, al fondo, a la derecha, el tercer mago agruparía a todos los hombres de raza negra. No sólo eso, también estarían todas las edades de la humanidad, pues el que está arrodillado alude a la edad madura, el negro a la juventud, y el oriental a la edad de la plenitud de la vida.
Los tres personajes portan en sus manos los dones que ofrecen al Rey de Reyes: el oro, el incienso y la mirra., contenidos en relicarios, dos de ellos en forma de cáliz.
La imagen de la Virgen, rubia y de cuello erguido, expresa el ideal de belleza femenina de la época. Por su parte, llama la atención la imagen de san José por su realismo: parece un verdadero labrador castellano, y aporta una gran sensación de paz y serenidad a toda la escena.

martes, 8 de enero de 2013

La adoración de los Reyes Magos


La adoración de los Reyes Magos. 1564.Obra de de Pieter Brueghel, el Viejo   
Óleo sobre lienzo. 111 x 83,5 cm. The National Gallery, Londres.

Es otra escena imprescindible en la iconografía navideña. La comitiva de los Reyes Magos no es tan brillante y fastuosa como en otras representaciones, hay soldados de Flandes con sus picas y el rey Baltasar parece estar representado como un indio del Nuevo Mundo, una posible alegoría de que la fe en Cristo había llegado más allá del océano. El niño se asusta ante la extraña comitiva buscando la protección de su madre. 
Él se manifestó en la realidad de nuestra carne, ¿podremos nosotros, con su ayuda, transformarnos internamente a imagen de aquél que hemos conocido semejante a nosotros en su humanidad?

sábado, 5 de enero de 2013

Epifanía en el Prado


Tríptico de la Epifanía, Hans Memling. (Seligenstadt, Alemania 1430 - Brujas 1494)   
Museo del Prado , Madrid

La Epifanía de Van der Weyden


Obra del pintor flamenco, Roger Van der Weyden 
(Tournai 1339/1400 - Bruselas 18-VI-1464). 
Se conserva en la Alte Pinakothek, Munich, Alemania.
Tabla central del Tríptico de Santa Columba , Colonia, Alemania